Las balas
apuntaron al pecho del soldado
Que luchaba
por mantener su alma a salvo,
Y entre
lágrimas de sangre vio caer su dignidad
Por los
flecos delirantes de su única verdad.
Y ella
lloraba sin consuelo al asistir al funeral
De las almas
que querían darse amor hasta el final,
Que la lucha
de sus almas no fue inútil, fue veraz,
Pero la
rendición firmó su sentencia final.
Y hoy no
valen lágrimas, hicimos de la vida un circo
Y nosotros
los payasos que hacen el ridículo
Para agradar
a un público que obtiene beneficio
Del castigo
que soportan dos corazones heridos.
Es un
funeral con miras de resurrección
El amor
siempre vence, siempre sana al corazón.
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