El tamborilear del pecho me pone sobre aviso
Ya viene, ya viene, ya se queda conmigo,
Y se instala en las entrañas como un maleficio,
Y no encuentro cobijo.
Zancadillea cada flujo de pensamiento alegre,
Porque sabe dar donde más duele,
Y no existe anestesia para esta tortura,
Que me conduce irreversiblemente a la locura.
Y la mirada se nubla,
La garganta se seca,
Y vomito la angustia
Que la vida me deja.
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