Este frío
que del pecho emano,
Con blanca
escarcha sin aliento,
Por tanta
saliva que he gastado
Intentando
rescatarte de tu cuento;
Me recuerda
que sutiles indirectas
Ponen paz en
medio de esta guerra,
Donde dos
corazones se conectan
Y separan
sin lógica directa.
Y fue en
este pecho destrozado
Donde la
quietud distante de los días,
Nos dio a
beber de su cáliz amargo
De reproches,
miedos y mentiras.
Y el pecho
volvió a abrirse en carmesí,
Sangre viva
brotó de nuestra herida
Que no
cierra, y nos mantiene aun así
Separando absurdamente
nuestras vidas.
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